La argumentación cumple un papel de suma importancia en la vida cotidiana porque es el recurso con el que contamos para convencer o rechazar una postura propia, pues todos tenemos diferentes perspectivas y sentimos la necesidad de ser comprendidos. Adicionalmente, es un gran vehículo para fomentar la indagación, porque adquirimos un deseo tan grande de inducir a alguien ante una idea nuestra, que buscamos la manera de desarrollarla para que sea contundente y genere un impacto en el espectador.
Creamos un sólido carácter que nos permite distinguirnos de los demás por la forma en que nos expresamos y en que logramos plasmar nuestro criterio acerca de los aspectos que están y surgen en el entorno.
Gracias a la argumentación, adoptamos competencias que mejoran la manera en que nos visualiza la sociedad e incluso, cómo nos visualizamos nosotros mismos, debido a que nos convertimos en personas veraces, auténticas, coherentes y concisas que provocan mucha confianza.
Aprendemos a ser sensatos y administrar la información que recibimos del contexto hasta el punto de fundamentar correctamente una tesis para demostrar la credibilidad que poseen nuestras palabras.
Laura Montoya Rodríguez
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