Saber argumentar, tiene una gran importancia a la hora de relacionarnos e interactuar con los demás. Cada vez que hablamos, cada vez que comunicamos, nuestra intención es dar una información, es indicar o decir qué queremos, qué nos parece bien, con qué estamos de acuerdo, cuáles son nuestras opiniones. Un buen comunicador es aquél que es capaz de decir con las palabras precisas aquello que quiere comunicar.
La argumentación es una prueba lógica para justificar o refutar algo. Utilizamos un argumento para defender una posición o para contradecirla, como los abogados.
Algunos tipos de Argumentos son:
Argumentos para discutir: En el buen sentido de la palabra, una discusión es un diálogo en el que los participantes tienen posiciones contrarias y las exponen de manera respetuosa o irrespetuosa.
Argumentos para establecer: En ocasiones, a partir de un diálogo o propuesta argumentativa se toman decisiones que definen procesos.
Argumentos para defender o condenar: El ejercicio que realizan los abogados es prácticamente argumentativo, cada uno da su punto de vista: inocente o culpable, y comienzan a brindar todas las pruebas para justificarlo con el fin de que el juez dicte sentencia a su favor.
Argumentos para convencer: El discurso retórico se basa en una premisa que se sostiene y alimenta de razones pero el objetivo es persuadir al otro, convencerlo. Este tipo de Argumento suele utilizarse para realizar una Tesis.
Samuel Agudelo Caviedes 9-1.